Los docentes debemos estar convencidos que debemos dar un gran salto, abrir nuestras cabezas para enfrentar desafíos; incorporando pedagogías inclusivas de las nuevas tecnologías y formas de evaluar producciones colaborativas.
Actualmente, al realizar nuestras planificaciones analizamos reflexiva y críticamente, qué vamos a enseñar, cómo, para qué, y por qué lo vamos a hacer; al incluir las nuevas tecnologías deberíamos plantearnos lo mismo, porque no es cuestión de poner a los chicos frente a una computadora y que la tecnología se ocupe o los chicos hagan lo que puedan. Por otro lado y en relación a la velocidad de los cambios, debemos preparar a los alumnos para un aprendizaje a lo largo de la vida, desarrollando habilidades que les permitan adquirir autonomía, responsabilidad, intencionalidad, reflexión y participación en actividades colaborativas y motivadoras.
La 2.0 nos permite, pensar en la tecnología apoyando un aprendizaje social y situado, enfatizando el desarrollo de la inteligencia colectiva y el aprendizaje en red. Teniendo en cuenta esto los proyectos educativos deberían incluir:
- Un currículum con considerables variaciones de comunidad a comunidad, basado en las diferencias de contenido y habilidades valiosas dentro del propio contexto cultural de desempeño.
- Pedagogías de aprendizaje activo que enfaticen el constructivismo y el aprendizaje situado, en el que aprender y hacer estén determinados por la participación activa en actividades colaborativas auténticas y relevantes entre las personas, el entorno y los artefactos culturales.
- Procesos de evaluación que contemplen la participación de los alumnos en revisiones entre pares.
- Propuestas que apoyen la interacción conversacional, la retroalimentación entre pares y la construcción de conexiones en red
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